Mi road trip en Yucatán (VI): Mérida y Uxmal

Sexta entrega de la serie "Mi road trip de dos semanas en Yucatán".


Si has leído la entrada anterior, sabrás que lo último que hice fue visitar Valladolid y Chichén Itzá, una ciudad actual y una en ruinas. Esta vez se repite el patrón con Mérida y Uxmal.

Con Mérida tuvimos un problema (creo que el único del viaje) y fue encontrar alojamiento. Pensábamos que sería fácil porque habría más oferta, al ser una ciudad grande, pero todo lo contrario. No sé si había pocas opciones o es que todo estaba ocupado, el caso es que no hubo forma de encontrar ningún hotel u hostal. Acabamos reservando por Booking una habitación en una casa particular para las dos noches que queríamos quedarnos en la ciudad.

Llegamos a la casa, llamamos a la puerta y... no hay respuesta. Esperamos un rato y al final decido llamar al señor. Nos dice que no tenía ni idea de la reserva y que ahora llega a la casa. Cuando llegó, nos dijo que alquilaba sobre todo por Facebook (?), que por Booking no le llegaba nada y por eso no lo miraba nunca, y que la habitación que habíamos reservado estaba ocupada (un problema detrás de otro, como veis). Nos ofrece otra habitación que tiene en casa, aunque estaba libre solo esa noche. La aceptamos porque tampoco teníamos otra opción, pero negociamos una rebaja en el precio porque esta habitación era peor. Después de instalarnos, fuimos al centro a cenar.

Una señora con el vestido tradicional (huipil)

Otro problema con Mérida es la comida, algo de lo que ya nos había avisado la guía de viaje que llevábamos y que confirmamos de primera mano. Se podría pensar, como con el alojamiento, que al ser una ciudad grande hay más oferta, pero no. Los restaurantes no abundan, o son bastante caros y de calidad mejorable. Recuerdo la cena de ese día como la peor del viaje (un pescado seco a todas luces congelado y una sopa de tomate saladísima).

Acabada la cena, dimos una vuelta por el centro y la cosa mejoró notablemente. Había muchísima actividad y alegría en la calle gracias a la gente, los puestos de marquesitas (una especie de crêpe crujiente enrollado y relleno) y los colores de los edificios coloniales, iluminados con aún más colores. Por el día es también bonito y se aprecia que el centro está mejor conservado que el de Valladolid, por ejemplo, pero el ambiente nocturno fue lo que más me gustó.

El patio interior de la casa de cultura BanaMex
 
Al día siguiente hicimos una visita más cultural de la ciudad. Hay varias cosas que se pueden visitar gratis en el centro, como la casa de cultura BanaMex, el ayuntamiento y algunas iglesias. La casa de cultura tenía un par de exposiciones, pero lo más interesante fue el hecho de entrar en un edificio colonial y ver el patio interior. En el ayuntamiento había unas pinturas gigantescas relacionadas con diferentes acontecimientos de la historia de México muy impactantes. Y las iglesias y catedrales, por su lado, son toscas y sosas comparadas con las que estamos acostumbrados a ver en España. Me imagino que cuando las construyeron allí no tenían la mano de obra artesana que había en la península, o no contaban con tanto presupuesto, o tenían prisa.

Catedral de San Ildefonso
 
Otra cosa que me marcó de la ciudad fue el mercado. Tenía muchas ganas de ir a un mercado mexicano, porque es en los mercados donde ves a la gente de verdad en su día a día, lo que comen, los productos regionales que quizá no conozcas, etc. Fue una experiencia bastante agobiante. Era gigantesco y los pasillos, estrechos, estaban abarrotados de gente. Se asemejaba a un colorido y ruidoso laberinto en el que tras cinco minutos ya no sabías por dónde habías entrado ni dónde habría una salida. La verdad es que todo el centro de la ciudad era así: muchísima gente, mucho ruido, un caos.

El laberíntico mercado de Mérida

Como os he dicho antes, no teníamos donde dormir esa noche y en Mérida seguíamos sin encontrar nada, así que decidimos buscar algo cerca de Uxmal, el yacimiento al que iríamos al día siguiente. No sin otro problema con la reserva (de verdad que nos echaron una maldición con eso en Mérida), acabamos durmiendo en un resort de 4 estrellas en medio de la selva con piscina y bufé por un precio aceptable. No hay mal que por bien no venga. La habitación era muy grande, la ducha iba mejor que en el resto de sitios, las vistas desde la terraza eran preciosas y la piscina no estaba de más :)

La gran pirámide de Uxmal, a la que se podía subir

Por la mañana, después de ponernos las botas en el desayuno, fuimos a la quinta y última ciudad maya en ruinas que vimos en el viaje: Uxmal. No es muy conocida y está apartada de la zona de Cancún, así que es mucho más tranquila que Chichén Itzá, Cobá o Tulum. Al estar más concentrada que las demás (los edificios están a poca distancia unos de otros), se acerca más al concepto actual de ciudad. Todas las edificaciones están increíblemente bien conservadas y puedes subir o entrar a casi todas, una de las pirámides incluida, en la que una iguana nos esperaba en la cima (de hecho es la señora iguana que aparece en la foto de la primera publicación de la serie). En esta ciudad es en la que más se notan los motivos de los edificios, se ven todos los detalles. Otro dato curioso es que el fenómeno acústico de la palmada de la pirámide de Chichén Itzá se repite en la pirámide del Adivino de Uxmal.

Pirámide del Adivino vista desde el "cuadrángulo de las monjas"

A la salida, fuimos a Chocostory, una mezcla de museo de chocolate y centro de acogida de animales maltratados. Es un recorrido por un jardín botánico en el que atraviesas casetas; en el jardín te vas encontrando con los animales y en las casetas con información sobre la historia del chocolate. Bastante simpático e interesante, y con degustación al final del recorrido.

De ahí nos fuimos para empezar a cerrar el círculo dirigiéndonos hacia el norte de la península. En el siguiente capítulo nos acercaremos de nuevo a la costa, pasando por Izamal para acabar en Río Lagartos. ¡Hasta la próxima!

RESUMEN PRÁCTICO DE ESTA ETAPA

¿Qué visitamos?
  • Mérida (el mercado, la catedral, iglesias, el ayuntamiento, la casa de cultura...)
  • Uxmal (costó unos 10 € por persona, ¡pero parece que ha subido al doble!)
  • Choco Story (120 pesos, unos 5 €)

¿Dónde dormimos?

¿Dónde comimos?
  • Ni os digo dónde porque ninguno mereció la pena

Otros datos prácticos 
  • ¡Reservad con antelación para Mérida!

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