La copa menstrual

Acabamos de dejar atrás unas mágicas fechas en las que hemos estado rodeados de anuncios de perfumes, joyas y gente guapa, pero ya me encargo yo de llegar con una cosa real de la vida misma, tan navideña como veraniega o santa: está en todas las épocas.

Sabéis cuánto me gusta dar títulos molones a mis entradas, con un mínimo de creatividad. Pero esta vez he pensado que para qué, porque un título bonito llevaría a confusión y no os voy a hacer leer cosas que a lo mejor os dan igual. No hace falta, pues, que explique de qué voy a hablar, ha quedado ya bien clarito.


Tras la superentrada sobre la depilación, en la que ya mencioné a Andrés (ese que viene una vez al mes), ahora es el turno de este último. El otro gran quebradero de cabeza y de cuerpo de las mujeres. Veamos cuántas ventajas tiene la regla:
  • saber que no estás embarazada;
  • saber que, llegado el momento, podrás estarlo porque todo marcha bien;
  • ... ya está.
Y cuántos inconvenientes:
  • sentirte una fuente con fugas;
  • dolor de vientre, de cabeza, malestar, calambres, etc.;
  • tienes que estar pendiente de no liarla parda y manchar ropa, sábanas, sillas, etc.;
  • también de llevar siempre compresas/tampones en el bolso;
  • no todos los sitios son supercómodos para cambiarte (véase el monte, por ejemplo, o un baño público de esos que no destacan por su limpieza);
  • estos productos parece que llevan oro de lo caros que son;
  • y además suponen un montón de residuos contaminantes;
  • es un coñazo si tienes que bañarte, hacer deporte o estar todo el día de excursión;
  • y te impide (o al menos dificulta) hacer otras cosas también, ya me entendéis.
Es muy fácil ver qué lado gana. Por fortuna, parece que el abanico de opciones para "remediar" este fenómeno mens(tr)ual se está ampliando, incorporando varias alternativas como las que se mencionan en este artículo. Hay varias muy poco conocidas, como las esponjas naturales; otras que se están empezando a conocer, como las bragas absorbentes; y otras que ya son famosillas, como las copas menstruales, el objeto protagonista de este artículo.

Vamos al grano. Después de ver mil anuncios por Internet desde hace un par de años y pensar: "¿Pero esto qué es? Parece guay, pero grande de narices, ¿no?", llegan un par de amigas que deciden usarla y predicar su uso cual mesías. Yo me lo planteo también, pero la idea se me olvida siempre tan rápido como llega, así que lo voy dejando. Finalmente, llega una tercera amiga que no solo la compra y la intenta usar, sino que me va contando con todo detalle la crónica de su aventura a modo de diario (porque no, parece que para la mayoría de gente el proceso no se reduce a comprar la copa y usarla, sino que requiere de un ritual de varios intentos y métodos, persistencia y lucha contra la desesperación y el cabreo estilo ES QUE ERES INÚTIL O QUÉ TE PASA, NO PUEDE SER TAN DIFÍCIL).

Bueno. Hace un par de semanas, buscando información, vi que en Francia había una marca que había empezado a comercializar la copa en los supermercados (se suelen comprar por Internet), así que me acerqué al Carrefour y me la compré. Paso uno completado. No la podía usar aún porque no tenía la regla, pero hace unos días llegó el momento y allá que fui, con mi habitual optimismo y determinación para estas cosas. En Internet solo se leen historias de terror del tipo "me costó tres reglas aprender a ponérmela", "no se abre bien y hay fugas", "me molesta", X. Pero yo me dije: tienes la sana costumbre de hacer las cosas bien a la primera, esta no va a ser la excepción.

Admito que da un poco de grima la imagen, sí
Dicho y hecho; empecé a escribir esto que leéis con este cacharro puesto y bien puesto. Tampoco os creáis que fue en un segundo; alguna dificultad he tenido (con el consiguiente cabreo arriba descrito) porque el cacharro hay que plegarlo y la silicona tiene vida propia y vuelve a su sitio, pero a los 5 minutos ya estaba. Y estuve varios días con ella. Es maravillosa: no se nota que está ahí, aguanta más que un tampón, dura años y años, ahorra dinero y reduce residuos... De momento solo tiene un inconveniente, y es la complicación para ponérsela. A mí me ha ido bien pero en mi casa, sería imposible que me la pusiera en el trabajo, por ejemplo.

Todo esto para que todas aquellas lectoras que estuvierais dudando (y las que no, también) os decidáis a probar este maravilloso cacharrito de silicona, sabiendo de antemano que no es tan difícil y que, igual que hay gente a la que le cuesta, también hay a la que no tanto. Para muestra, una servidora.

No hace falta que publiquéis vuestra vida en una entrada como yo, pero sí que el concepto de la regla sea uno más aceptado. La regla existe, como Teruel, es natural, no es una maldición, no hace falta pedir compresas por lo bajini en momentos de emergencia como si traficáramos con droga. Normalicémosla y abramos la mente a las novedades, no solo a esta, que permitan un cambio a mejor.

Comentarios

  1. me encanta!! como siempre!! y llevas toda la razón yo no me atrevia pero alomejor ahora decido probar a ver que tal! siento no haberte podido ver estos dias entre el trabajo y los exámenes voy liadilla! pero a la próxima seguro q si, si no siempre nos quedará un viaje de locura������❤❤❤
    soy marina (instigirls) imposible poner un perfil, seré inútil ��������

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

No olvides ser respetuoso conmigo y con los demás usuarios :)

Entradas populares