El estoicismo

Hay etapas duras. Periodos de tiempo en los que aquello de "no hay dos sin tres" cobra todo su sugnificado. Pero ¿sabéis qué?

Que no pasa nada, el estoicismo nos salvará.


La gente se sorprende y me felicita por lo bien que reacciono a las cosas malas que me pasan. Y seamos sinceros, creo que no conozco a nadie con tanta paciencia, aguante, aplomo, capacidad de mantener la calma... como yo. Mi lema es "no pasa nada". Pero pasar, pasa. Solo que intento razonarlo, gestionarlo de manera lógica, ahorrárselo a los demás y, ya que estoy, un poco a mí misma, que ese es el objetivo final. Entenderéis por qué algunas amigas me llaman "la estoica". Si os leéis la entrada de la Wikipedia, en la foto de la estatua de la derecha debería estar yo.

Pero cuando pasa algo MUY gordo, o varias cosas muy gordas a la vez (el verano de 2019 ha venido cargadito), hasta la reina de la paciencia y el aguante acaba en el más profundo de los pozos de miseria, pero con dignidad: no se nota. Y cuando todo el mundo te dice "es alucinante cómo te lo tomas, yo desde luego no habría reaccionado así", te empiezas a preguntar si merece la pena tanta contención. Si no habría sido mejor gritar y montar el mayor de los pollos, porque eso es lo que se esperaba de ti.


La duda siempre queda, pero visto que esto del estoicismo me ha funcionado bastante bien toda la vida (a pesar de aplicarlo durante años de manera inconsciente y sin saber ni lo que era), voy a defenderlo, a riesgo de parecer insensible. Pueden pasar muchas cosas a nuestro alrededor, y al final lo único sobre lo que tenemos el control somos nosotros mismos. Controla tu mente y tu actitud y ya tendrás una gran ventaja sobre tu entorno.

Yo solo espero que al menos el karma exista y que me lleguen muchas cosas buenas como recompensa por este año fatídico. El cielo, aunque no crea en él, desde luego me lo he ganado.

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