En 2017, déjate llevar

Modas. Expresiones tontas. Ropa, peinados y maquillaje. Postureo en las redes sociales. Doble check azul. Vida rápida. Comida rápida. Comida precocinada. Conducta precocinada.

Todo nuestro comportamiento está calculado al milímetro. Afortunadamente no el de todo el mundo, sigue quedando gente con algo de naturalidad y espontaneidad, pero... Tenemos cuidado con todo lo que puede causar un impacto, por mínimo que sea, en nuestro alrededor. No vaya a ser que nos tachen de raritos, de descarados, de drásticos, de lo que sea.


Cada mañana pensamos en lo que nos ponemos, como si fuera diferente a lo que llevan todos los demás. Todo sigue unos patrones, y no solo la moda; también el comportamiento, las frases que tenemos que decir, cómo nos tenemos que reír, qué actitud tenemos que tener. Todo lo tenemos que encajar en el molde de plástico de los chinos de la sociedad. Y como ya sabemos que lo de los chinos dura poco, cada X años se rompe y toca comprar uno nuevo. Estamos en constante adaptación a las conductas prefabricadas que nos rodean, y no lo podemos evitar.

Somos robots, programados para dar una respuesta concreta dependiendo del estímulo. Tenemos un abanico de opciones que barajamos según el resultado que queramos obtener, que a su vez depende de las personas con las que estemos tratando, el ambiente y demás circunstancias. Si A, B. Si X, Z. Me da la sensación de que cada vez somos más impersonales y que nos creemos capaces de controlarlo todo.

Pero no, afortunadamente. Hay cosas que se escapan a la razón y que no podemos controlar; de hecho, ellas nos controlan a nosotros y es maravilloso. Son los impulsos, el instinto, que nos recuerdan de vez en cuando que en el fondo somos animales y que ¡oh!, no lo controlamos todo. Al contrario de lo que pueda parecer, esto no es una carga, sino un respiro. Ver que hay cosas de las que no eres responsable, que te llevan a ti y no al revés; despreocuparte por un rato del impacto que pueda tener lo que hagas, porque el camino está pautado por defecto y no hay que pensar en NADA, solo hacer. Los instintos son los que van a evitar que perdamos completamente la capacidad de diferenciar lo esencial, lo realmente importante. Porque si hay algo que está por encima de nuestra capacidad de decisión y razonamiento, que viene dado por defecto de una manera asombrosamente parecida para todos los humanos, ya tiene que ser importante.

Así que llora mucho con las pelis. Comunícate con el cuerpo y no hables, a veces no hace falta. Ríete como una loca. Salta y grita si te han dado una gran noticia en medio de la calle. Acepta lo que sientas, por raro o inverosímil que te parezca. Nada de esto tiene que hacerte sentirte tonto, porque significa ser auténtico.


Sé que no estamos exprimiendo todo nuestro potencial, y la vida que no usemos va directa a la basura. Afortunadamente, la que usamos no se va del todo: se recicla en recuerdos, experiencias, conocimientos... Así que os deseo un feliz 2017 que se pueda reciclar hasta el último segundo para utilizarlo el resto de vuestra vida.

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