El postureo adulto


No sé vosotros, pero yo siempre había pensado que, cuando eres adulto, de repente sabes de la vida y te transformas en alguien que conoce de bancos, de seguros, de coches y que sabe perfectamente cómo se hace la declaración de la renta. Los adultos, además, saben diferenciar las cosas importantes de las que no lo son, no discuten por tonterías, saben perdonar, mantienen siempre la calma, son razonables... En definitiva, son alguien a quien siempre vas a poder recurrir, porque siempre saben qué hacer.


Eso es lo que los niños creen a pies juntillas. Pero los niños llegan a adolescentes y se dan cuenta de que, ¡oh, sorpresa!, no todo es lo que parecía. Resulta que empiezas a verle el plumero a la realidad: tus padres son personas que también tienen dudas, no lo saben hacer todo. Aun así, sigue pareciendo que controlan la situación y que son responsables y tienen claras las prioridades en la vida. La creencia de que todo adulto probablemente sepa más que tú, sea más útil que tú y tenga más madurez sigue ahí.

Pero un día, así sin más, caes en que tienes 20 años y en que ya se te considera, a ojos de los demás, un adulto, aunque algo falla: no has visto ese rayo divino que te llena de sabiduría adulta. Sigues sin saber casi ni lo que es la declaración de la renta, no tienes ni idea de dónde hay que ir para conseguir tu número de la seguridad social y, si tuvieras que ir a contratar un seguro o abrir una cuenta bancaria, probablemente te podrían engañar más que a un chino. Con suerte te has sacado el carnet de conducir y eso suma AdultoPuntos.

¿Qué pasa?

¿Es que tú no has cumplido la misión de llegar a adulto con éxito?
¿Sigues siendo un adolescente perdido?
Podría ser. Ese pensamiento te ronda un tiempo.

Hasta que te vas percatando de que, la mayoría de esos adultos que tomabas como referencia, tus padres incluidos, empiezan a no saber responder a la mitad de tus preguntas y, de hecho, acabas respondiendo tú a las suyas. Un día, te ves explicándole a tu padre cómo funciona el paro para los que han cotizado en el extranjero y haciéndole a tu madre la declaración de la renta. Entonces te das cuenta de que ya está, eso es todo. Resulta que todos los que parecían tan seguros de sí mismos para todo cuando eras pequeño están como mínimo tan perdidos como tú. A ti te da la sensación de ser el de siempre, de pensar casi igual que cuando tenías 14 años, solo que, a fuerza de buscar información y verte en situaciones nuevas, las sabes resolver mejor, pero no ha cambiado nada en esencia.

Hay una frase que dice: "Los adultos son solo niños con dinero".
Nunca la había entendido tan bien como ahora.

Y lo mismo pasa cuando empiezas a trabajar en algo "serio". Cuando entras en una empresa y tienes que enfrentarte a situaciones que pueden resultar, según tu actuación, en una ganancia o una pérdida de dinero, en una reclamación puesta por un cliente o en un compañero que se tenga que quedar hasta más tarde por tu culpa. Piensas que los adultos saben cómo manejar esas situaciones y tú no puedes ser más inseguro, porque durante toda tu vida lo peor que podía pasar en tu "puesto de trabajo" en la educación era una cifra baja en un papel. Te da la sensación de que quizá la manera que tienes de abordar ciertas situaciones no es la acertada, que puede estar mal.

Error.
Te has equivocado en tus suposiciones por enésima vez en la vida.

Descubres que la que se queda más tiempo en el trabajo por culpa de un inútil muchas veces eres tú. Que tu forma de resolver las cosas es tan válida o mejor que la de los demás, esos que llevan ocho años en la empresa. Que eres más trabajadora y eficiente que muchos y que todos te ven como uno más, no como la jovencita novata. 

No pienses que eres demasiado joven para nada. Yo siempre me he visto así: están las personas serias y luego estoy yo, por debajo, claro, la que no tiene ni idea del mundo laboral/adulto. Me costaba creer que alguien me tomara en serio, porque me veía como una eterna aprendiz. Hasta que alguien te contrata, te paga, y descubres, por un lado, que en un mes eres la leche y, por otro, que la gente la caga y duda como el que más, solo que la mayoría actúa con una falsa confianza que le da ese aspecto de "adulto que sabe lo que hace". Lleva el disfraz del adulto y actúa como tal, pero no es diferente a ti.

Y esto no es solo aplicable al trabajo. También creía yo, en mis tiempos de niña, que había comportamientos que venían con la edad y otros que se iban. Pensaba que, con la edad, se perdían por ejemplo las ganas de pelearte a gritos con alguien en la calle o de criticar a tu compañero de clase por las fotos que sube a Facebook, y que se "ganaba" una mente más clara, aunque también más cerrada, y una manera de actuar más guiada por la razón que por el sentimiento (asumiendo que esto último era positivo...). Pues no.

Hace ya unos años que me di cuenta de que la gente no es de una forma dependiendo de su edad. Una persona es o no es igual de madura/seria/resolutiva/lo que sea con 15 que con 30 que con 50 años. No existe esa barrera entre "los jóvenes" y "los adultos". Que no os engañen con esas frases odiosas de "es que aún eres joven", "a ver si dices lo mismo dentro de unos años" o "tienes que empezar a dejar de hacer cierto tipo de cosas". Como si hubiera que cumplir unos requisitos a partir de X años. Chicos, que os quede claro: como la moda hípster, la edad adulta es un mero POSTUREO. 

Diré una última cosa: tengo casi 24 años y creo que no soy una verdadera adulta aún porque no me gusta el café. ¿No es ese uno de los requisitos indispensables?

P. D.: Os dejo aquí un test para descubrir si domináis el Postureo Adulto. Si sacáis mayoría, es que sí; si no, tendréis que hacer un esfuerzo para integraros entre la masa. Si queréis.
  • ¿Bebes café y/o cerveza?
  • ¿Dejas propina cuando vas a un restaurante con tus amigos?
  • ¿Bufas como un gato y haces ver lo cansado que estás siempre y cuánto odias tu trabajo?
  • ¿Tienes una dirección de e-mail que no dé vergüenza?
  • ¿Has quitado los pósters de tu casa/habitación?
  • ¿Sentarte en el suelo te parece una guarrada impensable?
  • ¿Has dejado de hacer ruiditos raros para expresar emociones repentinas?
  • ¿Finges que te interesan/que sabes sobre temas políticos o económicos?
  • ¿Eliges motivos sobrios para tu ropa/decoración y te has dejado de monigotes?
  • ¿Te has olvidado de expresiones como "lo peta", "mola" o "chachi"?

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