Mi road trip en Yucatán (VIII): Holbox, paraíso en la tierra

Octava entrega de la serie "Mi road trip de dos semanas en Yucatán".


Después de ver flamencos, cocodrilos y colobríes en Río Lagartos, fuimos hacia Chiquilá, donde cogeríamos el barco que nos llevaría a Holbox, la etapa más paradisíaca y de postal del viaje.

Llegamos a Chiquilá de noche, tras un trayecto de tres horas de coche por una carretera horrible y medio en pánico porque no habíamos entendido bien los horarios de los barcos y pensábamos que casi no llegábamos al último. Todo quedó en un susto, aún había varios barcos cuando llegamos, así que dejamos el coche en un parking y fuimos a sacar los billetes.

Todas las localidades de Yucatán tienen en algún sitio el nombre en letras de colores

Si mal no recuerdo, el viajecito en barco duraba una media hora. Nos subimos en la parte de arriba, que estaba al aire libre, pero no sé si fue buena idea, porque había mucho viento y humedad y llegamos hechos un cuadro a la isla. Al bajarnos del barco, lo primero que vimos fueron los famosos carritos de golf que circulan por allí. Anduvimos unos minutos hasta la plaza principal, en la que estaba nuestro hotel (con el suelo lleno de arena...) y nos instalamos.

Probando la cama, como ya es costumbre

En Holbox pasa una cosa: no hay coches, pero los carritos de golf están permitidos, así que los lugareños suelen usarlos, y también pueden alquilarlos los turistas. Otras maneras fáciles de recorrer la isla son a pie o en bicicleta. Estas se alquilan en muchos sitios y son la mejor opción para hacer alguna excursión por la isla a una de las playas que quedan algo más lejos del pueblo. En el pueblo, mucha gente opta por andar descalza, ya que las calles no están asfaltadas y suelen estar embarradas. Puestos a ir a una isla paradisíaca, en bañador y descalzo todo el día se disfruta más :)

Escenario de la plaza principal

Los restaurantes son más caros que fuera de la isla, los precios son europeos. Eso sí, hay para elegir. Nosotros fuimos a una pizzería una noche (en la que se fue la luz un rato largo y tuvimos que estar con velas y la luz del móvil) y a un mexicano clásico otra, con un patio colorido muy bonito. De las comidas no os hablo porque no hicimos; nos limitábamos a desayunar y cenar. Pero ¡qué desayunos! Había una cafetería-restaurante al lado de nuestro hotel que era muy bonita, llena de cuadros, y con unos menús de desayuno que te morías (yogures, zumos, tortitas, fruta, huevos, de todo).

Cena en La Tapatía: sopa azteca y otra sopa que no recuerdo, pero todo riquísimo. Acompañado de una horchata de arroz.

Frutas con yogur, muesli y miel, y detrás están las tortitas con fruta y chocolate y los zumos

Holbox es mágico. Vale, artificial, porque el pueblo parece un parque temático para turistas, pero una isla que ha conseguido tener un carácter propio. Las tiendas y restaurantes multicolores, las calles embarradas, los carritos de golf, las bicis... Y los grafitis. Sí, la isla está llena de preciosas pinturas coloridas en cada esquina.





Pero el punto fuerte son las playas. QUÉ PLAYAS, qué barbaridad. Cuando estás allí te puedes morir de felicidad.

Punta Mosquito

Playa Holbox, la de al lado del pueblo

Arena blanca, agua cristalina, sol, peces, aves, estrellas de mar y cangrejos (cuidado que muerden, habla la experiencia), palmeras... Todo lo que uno puede pedir para pasar unas vacaciones de postal. 

Estos grupos de pajaritos eran muy gracisoso y estaban por todos lados

Ver el atardecer desde una de las pasarelas de madera también es muy típico. Te llevas una cervecita, algo de picar y a disfrutar del espectáculo.

Atardecer desde el muelle

Solo estuvimos dos días, pero me habría quedado más tiempo para explorar el resto de playas, quizá visitar alguna de las pequeñas islas que rodean Holbox, hacer una excursión para ver el fenómeno de la bioluminiscencia, o simplemente tomar el sol, pasear y bañarme en esas increíbles playas. Allí parecía que el resto del mundo y las preocupaciones mundanas no existían.

Próxima (y última) entrada: Cancún, la gran urbe de Yucatán.

RESUMEN PRÁCTICO DE ESTA ETAPA

¿Qué visitamos?
  • Las calles del pueblo, el ambiente, los grafitis...
  • Las playas Tortuga y Punta Mosquito en bici
  • El atardecer desde el muelle
¿Dónde dormimos?
  • Hotel Los Arcos, en la plaza principal. Tranquilo y bonito, pero el suelo llenísimo de arena. Para no salir de la playa ni cuando vas a dormir... Unos 35-40 euros la doble sin desayuno.
¿Dónde comimos?
Otros datos prácticos
  • En Holbox hay uno o dos cajeros pero no siempre tienen dinero, así que llevad efectivo suficiente. Tened en cuenta que el alojamiento y los restaurantes son más caros que fuera de la isla.
  • Para las bicis, las alquilamos aquí. Estaban nuevas y eran cómodas. No las alquiléis en el primer sitio que veáis, los precios son parecidos en todas partes y algunos tienen bicis que dan pena.
  • Hay dos empresas que hacen el trayecto en barco, las dos cuestan 150 pesos (unos 6 € por trayecto). Aquí están los horarios.
  • Si vais en coche, tenéis que dejarlo en Chiquilá. Cerca del puerto hay muchos parkings privados en los que se puede dejar el coche todo el finde semana y no son muy caros.
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